Cierta vez, cuando un hombre recogía la miel de un panal, una orgullosa abeja le preguntó arrogante:
- ¿Hay algún animal más bienhechor que yo?
- ¡Pues claro que lo hay! - respondió el hombre.
- ¿Cómo? - se escandalizó la abeja - ¡Seguro que te has equivocado! Si no es así..., dime su nombre.
- La oveja es nuestra mayor benefactora - repuso - porque su lana nos es necesaria, en tanto que tu miel sólo es agradable.
- Ésa es tu opinión - zumbó el insecto -.
Y no tiene ningún fundamento.
- Te lo explicaré - contestó él -: la oveja nos cede su lana de buen grado y sin crearnos problemas; tú nos das la miel,
pero en cambio siempre estás dispuesta a clavarnos el aguijón.
Moraleja: La bondad es la virtud que más debe valorarse.
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